La Historia del Algarrobo: Cuando la Personalidad es Peligrosa
Vamos a imaginarnos un algarrobo. Sí, una Ceratonia Siliqua. Sí hombre, un árbol
que da algarrobas. Bueno, el caso es que cuando comienza a crecer no parece
gran cosa, como todo árbol, pero cuando llega a su tamaño máximo puede alcanzar
los 10 metros, con unas raíces que parecen estar llamándote como si de las
puertas del averno se tratasen. Y es que cuando algo que no debería existir
agarra, ya no hay quien lo pare. Un árbol cuyos frutos sirven para alimentos
dietéticos, dar de comer al ganado y destinado a ser un mal sustituto del
chocolate, ¿qué podías esperar?
Una vez tenemos en nuestra mente esta creación del peor de
los arquitectos de la madre naturaleza, podemos hacer una perfecta comparación
con los más complicados de los trastornos mentales: los trastornos de la personalidad. Y es que un trastorno clínico,
los que todos conocemos como el TOC o las fobias, puede ser realmente difíciles
de tratar, pero nunca llegarán a la complejidad que entraña un trastorno de
personalidad. Los trastornos de personalidad se arraigan en nosotros de una
forma mucho más profunda de lo que podemos pensar, hasta el punto de que es
realmente complicado que la persona se dé cuenta de que tiene el trastorno, lo que
se conoce en la jerga médica como anosgnosia (“desconocimiento de la
enfermedad”). Muchos de estos trastornos pueden ser muy claramente
identificables, como el archiconocido trastorno límite de la personalidad, un
problema que daría para hablar durante todo un artículo pero que se podría
explicar de forma breve como una persona muy cambiante que puede pasar del odio
al amor en cuestión de horas, esencialmente porque es muy dependiente (siendo
capaz de autolesionarse cuando siente que va a ser abandonada). Sin embargo, no
todos los trastornos son tan obvios, y algunos de ellos, como el trastorno
esquizoide, se definen porque la persona vive sola y no siente la necesidad de
relacionarse con otras personas. ¿Cómo cambiar a una persona que no desea
cambiar? ¿Cómo ayudar a una persona que cree no tener un problema?
El hecho es que estos trastornos han sido todo un quebradero
de cabeza para los psicólogos y actualmente no existe un tratamiento realmente
útil que se haya comprobado científicamente. En parte porque no somos capaces
de contestar esta simple pregunta: ¿Dónde acaba la personalidad y empieza la
patología?
“¿Son realmente tan feas las raíces de un algarrobo o somos nosotros
los difíciles de mirar?”
Salvador Moreno
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