Dos Caras: ¿Eres Bipolar... o no?




¿Cuántas veces han oído eso de que cuando una persona tiene cambios repentinos de humor, su personalidad pasa de ser sumisa a dominante, o sus sentimientos van del amor al odio en apenas instantes, popularmente le han asignado de BIPOLAR? Sin embargo, en términos de la Psicología Clínica y de la Salud, este término está mal empleado para todos esos aspectos, ya que la bipolaridad hace referencia a los estados anímicos, no a las emociones, ni a la personalidad, ni al apego o relaciones “amor-odio”. Hoy día, los trastornos bipolares están considerados como uno de los trastornos mentales más graves junto a los trastornos psicóticos, es decir, la esquizofrenia y trastornos derivados de ella. En el presente artículo, queridos lectores, vengo a ilustrarles acerca de las diferencias entre la BIPOLARIDAD, INESTABILIDAD EMOCIONAL, TRASTORNOS DISOCIATIVOS y AMBIVALENCIA.

              En principio, cabe destacar, que los estados de ánimo influyen en la personalidad del individuo, así como la conducta y las diferentes formas de expresión. El estado de ánimo es un estado afectivo que aparece de forma larvada, cíclica y duradera; a diferencia de las emociones, son estados afectivos agudos, se desencadenan por una percepción contextual y son efímeras, es decir, poco duraderas. 

              Los trastornos bipolares vienen precedidos por episodios maníacos y depresivos. Los episodios maníacos son, estados de ánimo extrañamente muy elevados, expansivos e incluso irritables, en personas con “Trastorno Bipolar I”, es requerida el internamiento en un centro, ya que el estado en uno de estos episodios pueden llegar a conductas, además de inadaptadas, muy dañinas, tanto para él mismo, como para los sujetos de su entorno, como agresiones físicas y/o sexuales, debido a la presencia de hipersexualidad. Por otro lado, los episodios depresivos, viene caracterizado por un estado de ánimo deprimido, anhedonia (lo que antes le producía placer, ya no le produce), cambios drásticos en el apetito y en los ritmos de sueño, sentimientos de inutilidad y culpa e incluso ideas suicidas, que en algunos casos pueden llegar a consumarse.

              La inestabilidad emocional, por su parte, es un rasgo de la persona, y no un estado, como muchos se piensan, ya que muchas personas presentan más dificultades para controlarlas, incluso llegando a ser desadaptativas, conllevando a conductas de agresión física o verbal, además de la falta de asertividad y capacidad de negociación. Normalmente vienen precedidas por el entorno más inmediato, es decir, la falta de control de impulsos ante un estímulo externo, lo cual lleva a reacciones ya sean positivas o negativas, llegando a ser desadaptativo por disconcordancia con la situación. Las personas que presentan esta inestabilidad, pueden llegar de la euforia a la tristeza en cuestión de instantes, o tener dificultades para el control de impulsos. Sin embargo, aquellas personas que presentan buenos índices de estabilidad emocional, son capaces de controlar situaciones adversas, dado su control de impulsos y su aservitidad, es decir, tener menos dificultades para el control de esos impulsos agresivos. La ambivalencia, es decir, los sentimientos intermitentes de “amor-odio” hacia la persona con un vínculo afectivo, viene precedida por la inestabilidad emocional, suele darse en personas con estilo de apego ansioso ambivalente (Véase “No me juzgues por mi forma de amar”), ya que el refuerzo deseado por su pareja no es obtenido, de ahí la reacción de odio, pero el miedo a perderla, dada su gran dependencia, vuelve al repentino “te quiero”.

              Aquellas personas que poseen personalidad múltiple, no son bipolares, como erróneamente son asignadas, este tipo de patologías son definidas como Trastorno disociativo. Este tipo de trastorno, además de un cambio drástico en la personalidad del sujeto que lo padece, suele estar compuesto de alteraciones en la memoria, percepción, conciencia, control y comportamiento. Llega incluso a desconocer su propia identidad, así como, la alteración el entorno percibido. El “Trastorno de Identidad Disociativa” (o Personalidad Múltiple), viene precedido de dos o más personalidades diferentes con transiciones repentinas, la personalidad original suele ser sumisa, además, presenta la incapacidad para recordar aspectos relevantes de la vida. 

              David A. Escaño Báez

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